La verdadera paz puede ser experimentada solo cuando paramos de recibir y dar pesar. Para no dar pesar necesitamos un corazón claro que no tenga sentimientos enfermos y para no tomar pesar necesitamos un gran corazón que pueda tolerar y ayude a otras almas a sobrepasar sus debilidades.
Un capitán sabio que es atrapado en una tormenta tropical sabe que si el mantiene su barco en la orilla este se deslizará de un lado al otro. Si puede alcanzar el ojo de la tormenta, entrará a un lugar de quietud. La tormenta menguará y el barco podrá continuar su viaje.
Camine rápido hoy, no porque tenga prisa, sino porque usted valora el ejercicio para sus piernas y corazón. Cuando usted camina, permita que sus pensamientos la visiten, pero que no se queden. Permita que vengan y pasen y usted se sorprenderá cómo rápidamente se vuelven positivos y se llenan de ideas creativas.
Una cosa es tolerar los errores de alguien. Es algo aún mayor perdonar los errores.
Cuando se mira al mundo a través de los ojos físicos, verá todas las facetas de nuestra diversidad: cultura, raza, personalidad, religión y así otras. Viendo solamente por los ojos físicos es fácil volverse terco y tratar de probar que estoy en lo correcto. Sin embargo, cuando hay terquedad no hay amor. Y tratar de de probarse estar en lo correcto es igualmente ofensivo Un diamante brilla aún en el polvo; no se necesita probar que se está en lo correcto. En la fase de peligro que vienen de solo ver con los ojos físicos, siempre piense: ahora es tiempo de ir mas allá de todas las divisiones, más allá de todas las limitaciones nuestras y de nuestro sentido del ser. Cualquiera que sea la raza, la religión, la clase – nuestra conciencia ahora tiene que ir mas allá de todo eso.
El secreto del propósito de la vida es ser feliz. Para ser verdadera y permanentemente feliz, debemos llenar nuestras mejores intenciones y actuar en base a ellas siempre… aún si esto significa que empecemos dando solamente buenos pensamientos a ellos.
La mayor parte del tiempo vamos por complacer a otros haciéndolos felices. Aunque se hagan los mejores esfuerzos, encontramos que las personas no aprecian lo que hacemos. Cuando trato lo mas posible de complacer a alguien me siento descorazonada y molesta. Lo que hagamos, debe ser por el gusto de hacerlo y no por satisfacer a otros.
Cuando el alma va a lo profundo del silencio, la facilidad emerge. Entre mas profundo voy al silencio, mas grande será mi poder de tolerar. Es en lo mas profundo del silencio extremo que el alma se vuelve elevada. Es en lo profundo, profundo silencio que Dios puede venir frente al alma.
¿Cómo puedo servir a otros a mi alrededor? Haciendo nuestra vida inspiradora e interactuado con tacto y sabiduría. Nosotros podríamos ser muy felices y nuestra vida tal ejemplo, que ellos digan “aquí está un ángel”.
Así como comer y servir algo dulce hace que tus papilas gustativas sientan dulzura, y por un tiempo después, usted permanece feliz. Vuélvase naturalmente dulce así las palabras llenas de dulzura son habladas constantemente. Tales palabras dulces hacen a ambos, usted y otros, felices.
