Una persona con sabiduría y espiritualidad tiene modales muy bellos que han sido enriquecidos de genuino respeto y amor por toda la humanidad. Los modales en este sentido no tienen nada que ver con educación y cultura: es simplemente una cuestión de humildad. Cuando nosotros recibimos tales modales, sentimos en lo profundo de nuestro ser que fuimos honrados. De hecho, ninguno de nosotros merecemos algo menor.