Conforme vamos fortaleciéndonos en nuestra vida espiritual, vamos soltando el hábito de preocuparnos. Este solo tiene el propósito de hacernos sentir tensos y miserables. Cuando paro de preocuparme de cosas que están fuera de mi control y en lugar de eso me enfoco en generar optimismo y pensamientos amables, mi vida empezará a fluir en una dirección mas positiva. Tal livianez y facilidad de vida permite que tome todo livianamente a mi paso.